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Zarzuela "Los Madroñales"
Los Madroñales. Argumento.
Zarzuela en un acto.
Libro de Rafael Alba Castro. Música de Alfonso Calero Moreno.
Acto único.
Transcurre la acción en un cortijo de la sierra de Córdoba, en plena recolección. Al levantarse el telón, aparecen en artístico grupo los trabajadores del cortijo, que entonan un canto al trabajo.
En el cortijo viven, Lorenzo, hombre rudo y noble, fundido en el crisol del trabajo honrado, sin que jamás haya hecho presión en su ánimo la potestad del amo.
Carmela, su hija, linda muchacha de veinte años, sencilla y alegre, apenas si conoce el mundo. Cuida de su padre y su hermano.
Juanito, hermano de Carmela; a pesar de sus pocos años se refleja en él el vivo carácter de su padre.
Vive con ellos José Luis, el mejor mozo de la serranía, que al quedarse sin padre aceptó la protección que le brindara Lorenzo. Con inclinación de hermano, está enamorado de Carmela, siendo correspondido por ésta; pero el respeto a Lorenzo, al que reconoce como padre, obliga a ocultar sus amores. Esto no es un secreto para el padre de Carmela, que la experiencia de la vida le hace ver claro. Ellos aprovechan la ocasión para cantar su cariño.
Lindero del cortijo existe otro olivar de enorme extensión, que su dueño, el señorito Claudio, heredó de sus antepasados, entregado a la voluntad del administrador por incapacidad de su dueño. Este mocito postinero y mujeriego, criado en la tertulia del café, requiere de amores a Carmela fingiendo cariño, pues su pretensión sólo conduce a marchitar tan linda florecilla.
La hija de Lorenzo, que no siente ambiciones se guía por el impulso de su corazón y rechaza al señorito.
Cada día más enamorada de José Luis, promete a un precioso jilguerillo que cuida darle libertad si José Luis consigue de su padre el consentimiento para casarse con el mozo.
Consiente el padre, y José Luis, loco de alegría cuenta a su novia el anhelo de toda su vida. Carmela cumple su promesa al pajarillo.
Esto contraria a Juanito que siente quedarse sin su pajarito.
Pantaleona, criada de Lorenzo, mujer limpia y hacendosa, que ya traspasó el umbral de los cuarenta, conserva aún su vanidad de mocita. En el caminar de su vida, no encontró compañero, aunque puso siempre interés en ello; y viéndose vencida, apura el último cartucho disparando su flecha sobre el corazón de Perico.
Perico, criado faldero del señorito Claudio, es más bruto que un gruesa de cerrojos, refractario en extremo a las mujeres; al verse solicitado de Pantaleona, reverdece el él el miedo a casarse; dando lugar a escenas muy cómicas.
La casualidad hace que vuelva el pajarillo a la jaula y da lugar a que Juanito le cante la bienvenida.
Los trabajadores celebran el remate de recolección con una fiesta. Ocasión que aprovechan para felicitar a Carmela y José Luis por su próxima boda, y estos se prometen amor y fidelidad.