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Música religiosa en Pedroche

    HISTORIA DE LA MÚSICA EN PEDROCHE. Siglos XVI al XIX

 

   La Música y Pedroche van a ser los ejes principales de esta exposición. La música de Pedroche en un entorno más aislado en los primeros siglos de su existencia y más general y común con el resto de los pueblos de las siete villas posteriormente. 

   Mi exposición se va a desarrollar cronológicamente a partir del siglo XVI y siguientes.  

  • Empezaré por “los órganos y organistas”.

  • A continuación, hablaré de “los pergaminos, cantorales, facistol y libros de canto llano”.

  • Para finalizar,  me referiré a “la música de tradición oral”

  •  

   Pedroche vivió su gran esplendor en la época musulmana. Fue capital de las siete villas, y dio nombre a la comarca. La época de máximo esplendor llega para Pedroche en el siglo XVI, cuando se construyeron casi todos los monumentos de importancia. Pedroche llegó a contar con siete ermitas, además de la parroquial de El Salvador y los conventos de la Concepción y del Socorro.

 

Órganos y organistas de Pedroche.-

   El órgano es un instrumento musical de viento, en el que el sonido se produce por el paso de aire a través de tubos. Su origen se remonta a la antigua Grecia y su invención se produjo en el año 246 a. de C. En Roma, se utilizaba en el circo y el teatro. El órgano hidráulico, en el que la presión del aire se obtenía mediante bombas de agua, desapareció, dejando paso al órgano neumático, en el que el aire es producido por fuelles.

   Entre los siglos XVI y XIX existieron en Los Pedroches importantes órganos litúrgicos, que llenaron de música el ambiente religioso de las iglesias y ermitas de nuestros pueblos, así como organistas, ministriles y maestros de coro que desarrollaron su actividad musical en el ambiente religioso propio del momento. Debido, sobre todo, a las múltiples guerras, a las disputas territoriales y, en octubre de 1835, a las Desamortizaciones de Mendizábal, todos los órganos, libros de cantollano y facistol desaparecieron, al igual que ocurrió con la documentación que hoy podría ayudarnos a describir su historia particular, la cual ha quedado en la sombra para siempre.

   Nuestra mayor satisfacción y único interés son que este trabajo y su difusión contribuyan a que nuestra sociedad, las parroquias y, especialmente, las personas que pueden cambiar esta tendencia sobre este rico patrimonio adquieran mayor conciencia de su valor para que lo disfrutemos conforme a la Exhortación que nos da el Concilio Vaticano II: “Téngase en gran estima en la iglesia latina el órgano de tubos como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales”. (S.C. 124). No tenemos nada en contra de los instrumentos que en la actualidad suenan en nuestras iglesias, instrumentos de cuerda, viento, percusión y otros, simplemente queremos reseñar que no son los adecuados. 

 

Órganos de Los Pedroches.- 

   Este trabajo está dedicado a los organistas, transcriptores y cantores de nuestros pueblos, ya que ellos fueron, durante siglos,  el único puente de unión entre las gentes de esta tierra y la música. 

   Como vamos a ver a continuación, en los siglos XVI, XVII y XVIII, no sólo Pedroche disfrutó de estos beneficios, sino que otros pueblos de la comarca también tuvieron órganos para sus funciones religiosas, que por diferentes causas desaparecieron para siempre. Como muestra vamos a ver tres ejemplos:

  • Órgano de la parroquia de la Asunción de Dos Torres. En abril de 1915 don Manuel Rubio, cura párroco de esta parroquia solicita al obispado la reparación del órgano de la parroquial por encontrarse en malas condiciones y dice: “En resumen inútil para su uso siendo su construcción sólida y de época siglo XVII y de sistema llamado -Normando-”. Dos Torres, trece de marzo de 1915. Una vez terminada las obras de reparación se procedía al examen de la reparación, dice: “Damos comisión al Sr. Arcipreste de Pozoblanco para que ordene a uno de los organistas de aquella villa (en este caso fue don Miguel López Hidalgo) que se traslade a la parroquia de Dos Torres y reconozca cuidadosamente aquel órgano, recientemente restaurado”. Creemos que fue destruido en la guerra civil. 

  • Órgano para el Convento de Nuestro Padre San Francisco de Belalcázar. En los protocolos notariales de 30 de marzo del año 1729, se dice: “Obligación para la fábrica del órgano en el Convento de Nuestro Padre San Francisco de esta villa”. Establece las condiciones, características, lugar de ubicación, su precio y forma de pago y la fecha en que debe estar colocado. Sobre el constructor, dice: “don Domingo de la Vacoechea, maestro de órganos, vecino de Sevilla… ajustan el hacer un órgano que se ha de sentar y poner en la tribuna que se está formando en dicho convento… El precio será de 11000 reales de vellón … y a satisfacción de maestros inteligentes. Debe estar listo para el mes de mayo del año siguiente, 1730, y antes si fuera posible. Sobre su altura dice: “Plantado mayor de 13 palmos abierto (unos 19,5 metros).

  • Órgano de la iglesia San Juan Bautista de Hinojosa del Duque, la cual contaba con órgano y organista desde 1583. Dice la historia que a finales de 1788 se estaba construyendo un buen órgano: “Este inmueble es de hermoso conjunto: muy monumental; lleno, además de preciosa talla churrigueresca, luciendo mucho más que antes, con haberlo puesto en el fondo del coro alto”. En 1808, como consecuencia de la invasión francesa, dice que: “… la tropa cometieron varios desafueros, entre otros, desmontaron y se llevaron el órgano grande que existía en el coro de su Iglesia”. 

 

  Hoy, en el siglo XXI, podemos decir que no tenemos nada, y que desgraciadamente lo poco que se ha conservado pertenece a nuestra época, y que esto que aún mantenemos ha pasado a un abandono casi completo, en unas ocasiones por falta de órgano, en otras por la falta de organista y otras por falta de interés de los responsables eclesiásticos. Es una realidad que, a lo largo del siglo XX, los órganos han pasado a ser considerados elementos completamente prescindibles en la liturgia. Sin embargo, esta pérdida de funcionalidad no puede explicar por sí sola el grado de abandono ni las negligencias de las que han sido objeto estos instrumentos. Hoy, en las iglesias, conventos, etc., de nuestros pueblos se arregla y repara casi todo menos los órganos. 

   En los siglos XVI y XVII los oficios están controlados por clanes familiares y organizados por gremios. Los organistas en Los Pedroches siguen este modelo de organización, en la que sus miembros procuran emparentarse entre sí para ostentar el máximo control posible de la actividad, pasando de padres a hijos y a nietos. Así, la hija de Martín López Márquez, organista de la Parroquial de Pozoblanco en 1604, está emparentada con Francisco Ruiz de Triviño, organista de la Parroquial de Pedroche en 1606 y, a su vez, con Bartolomé [López] Márquez, organista y ministril de Pozoblanco en 1633. De ese mismo año es la referencia de que los músicos Francisco Fernández Manzano y Alonso Díaz Manzano, organistas ministriles de Santa Catalina, eran primos hermanos.  

   En 1263 se otorga a Pedroche la cabeza de arcedianato. A partir de este momento se consolidará la villa al convertirse en una de las tres cabeceras arcedinales del territorio cordobés –la Sierra, la Vega y la Campiña-, lo que suponía adjudicarse uno de los vicariatos del obispo, es decir, un poder delegado en esta demarcación territorial, con lo que se sentenciaba la capitalidad eclesiástica de la sierra. Este hecho condicionará el devenir cultural de Pedroche y facilitará su primacía sobre el resto de villas de la comarca.

   Son varias y tempranas las noticias que tenemos sobre los órganos, organistas,  pergaminos, cantorales, cantores de coro, etc., de las iglesias de Pedroche. Al órgano de este período se le denomina en España órgano ibérico. 

Hay órganos de todos los tamaños, desde pequeños órganos transportables (positivos o realejos) de pocos registros y un solo teclado, hasta órganos de grandes dimensiones, con uno o varios teclados, con o sin pedalero (teclado que se toca con los pies), con muchos registros y cientos o miles de tubos. Pero la calidad de un órgano no se mide por el tamaño, sino por la calidad de sus materiales, la belleza de su sonoridad y su buen funcionamiento.

   Antiguamente, para poder hacer sonar el órgano era necesario que una o varias personas accionasen los fuelles (eran los “entonadores” en nuestros pueblos este trabajo corría a cargo de los monaguillos). Hoy en día, es un motor ventilador el que llena de aire los fuelles. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuadro de los órganos del siglo XVI y XVII

Sobre el primer Órgano y Organista de Pedroche (1590 - 1666)

Anteriormente a 1590 (s. XVI) la parroquial dispone de un órgano y en 1579 y 1606 de organista. Pérez Peinado dice sobre el  órgano. Como resultado de la Visita General de 1590 se anota: “... es prestado de la ermita Nuestra Señora del Castillo y es pequeño para tan buena iglesia”. Por los libros de memorias y cofradías conocemos que en “1579 figura como organista un capellán servidor llamado Joan Manuel” y por los Protocolos Notariales que el organista de la parroquial que va a ser Francisco Ruiz de Triviño. No sabemos desde cuándo y el tiempo que están de organistas en la parroquial, aunque suponemos que desde que se dispone de órgano. 

   Y es que cuando la parroquial tenía alguna necesidad que pudiera solventar en la ermita de Santa María, acudía a ella. Así, en el resultado de la Visita General de 1590, se dice: “Ha menester la iglesia parroquial un órgano bueno, porque no lo tiene y el que tiene es prestado de la ermita de Nuestra Señora del Castillo y es pequeño para tan buena iglesia”. Conocemos que el órgano de finales del siglo XV fue donado hacia 1666 a la Parroquial de Villanueva de Córdoba.

   Sobre los dos primeros organistas que tenemos documentación, dice: “En 1579 figura como organista un capellán servidor llamado Joan Manuel”. En los descargos de las cuentas parroquiales de 1589 y 1590 consta que "el organista de la dicha iglesia gana de salario en cada un año siete mill e quinientos mrs.", que se completaba con un pago en especie de veinte fanegas de trigo anuales. Y sobre el segundo dice una escritura notarial: “En 1606 se escritura un poder del Vicario de Pozoblanco Diego Díaz de Pedrajas para defenderse judicialmente de un Pleito promovido por el Vicario de Pedroche y otras personas de esa localidad, entre las que se menciona a Francisco Ruiz de Triviño, organista de la Iglesia de Pedroche...”. 

   Aunque conocemos el nombre y algunos datos del organista, no ocurre lo mismo con el primer órgano de la parroquial, del que solo conocemos su procedencia, la ermita de Nuestra Señora del Castillo. Francisco Ruiz fue organista, se casó y tuvo una hija, María Triviño, que se casó a su vez con Juan Bajo Rojas, que había sido yerno de Martín López Márquez, organista de la Parroquial de Pozoblanco en 1604. Sabemos que este apellido es muy frecuente en este período en Belalcázar y en Hinojosa, pero desconocemos la procedencia de Ruiz de Triviño. 

  El segundo Órgano. Iglesia Catedral de Córdoba. (1632 - 1651)

En el año de 1632 se decide comprar un nuevo órgano para la parroquial, en este caso a la Iglesia Catedral de Córdoba. Existe un factor importante a favor de Pedroche en este período, que disfruta de una de las tres cabeceras arcedinales de la provincia -la sierra-, lo que le permite tener una relación privilegiada con la capital, Córdoba. Así, el 5 de marzo de 1632, se presenta en sesión capitular una propuesta para vender el órgano pequeño de la epístola a la iglesia Parroquial de Pedroches. 

   Órgano procedente de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba. Desconocemos varios aspectos de las condiciones de esta venta, pero sí sabemos el nombre de su constructor, la ciudad y la fecha de su construcción. Sabemos que los “dos órganos primitivos” que estaban en la antigua Capilla Mayor de dicha catedral fueron trasladados a la nueva capilla cuando ésta se puso en servicio. El primero de ellos, y más pequeño, fue construido en el año 1493 por Vicenzo de Venecia. El segundo fue construido por Martín Alonso de Aranda en 1628 para sustituir al antiguo. Pues bien, el 5 de marzo de 1632 se propone vender el órgano pequeño de la epístola, construido en 1493, a la Parroquial de Pedroche.

   Este último estuvo en activo en la iglesia Catedral de Córdoba durante 139 años, sufrió un traslado a Pedroche y estuvo en activo en la parroquial de esta localidad otros 19 años, por lo que debió de acabar bastante defectuoso. Tanto es así, que en 1651 la parroquial no contaba con órgano alguno. 

El tercer Órgano fue Trasladado de la Ermita del Castillo a la parroquial (1651 - 1936) 

   En el inventario de 1644, se dice: “En la villa de Pedroche en el día primero de Febrero de dicho año de 1644, su Merced hizo Inventario de los ornamentos, enseres, bienes y muebles que dicha Ermita del Castillo tiene: (…) Una campana grande en la torre de la Ermita con que tocan a Missa, una rueda con 10 campanillas que tañen cuando alzan en Missa (...) campanillas, un facistol y un órgano que es de mediana altura flauteado”. De la vida de este órgano muy antiguo solo conocemos que en 1651 lo pasaron a la parroquia: “El cual por no ser necesario en la Ermita lo pasaron a la Parroquial de El Salvador donde sirve, por no tener ésta órgano”.

   Este órgano procedente de la Ermita del Castillo, de mucho valor artístico, estuvo colocado en el coro alto de la iglesia y permaneció en la parroquial durante 285 años, hasta 1936, año en que fue destruido. Adriano Moral, que por entonces tenía siete años de edad, recuerda cómo lo sacaron de la iglesia por trozos, las maderas, los tubos y todos los elementos del órgano, para después quemarlos en la calle. 

El cuarto Órgano va a ser de nueva construcción.- (1664 - 1936) 

   El órgano antiguo de 1651, que primero estuvo en la ermita del Castillo y después en la parroquial del Salvador, será sustituido por otro de nueva creación, como vemos en el libro de cuentas de fábrica de la parroquial de Pedroche del año 1678. En ella encontramos la noticia sobre la construcción de un órgano para la parroquia de Pedroche, realizado por Roque de Revilla en 1664 y, como el anterior, destruido en 1936, por lo que va a estar en la parroquial durante 272 años. Según el citado libro de cuentas, “parece que por la escritura y contrato otorgado ante Diego de Lara, escribano público de esta villa, de una parte los licenciados Alonso Mohedano Gutiérrez, rector, y Cristóbal Delgado, cura y el dicho obrero y con licencia de Su Ilustrísima el obispo, mi señor, y de la otra Roque de Revilla, vecino de la villa de Almagro, maestro de hacer órganos, se convinieron y concertaron en que había el dicho maestro de hacer órganos hacer uno para la parroquial desta villa…”.

   En el libro 18 del archivo parroquial, folio 45, consta que en el año 1743 fue restaurado  este órgano por el maestro mayor de órganos don José Furriel, que empezó su trabajó en el año de 1743 y lo concluyó el 30 de julio de 1745, por el precio de 3.700 reales de vellón. 

   José Furriel dejó escritas las necesidades que tenía dicho instrumento. Por los elementos que precisaba reparar o sustituir, consideramos que se trataba de un órgano de un teclado, con tiradores, con varios registros que producían diferentes sonoridades (flautado, llenos, corneta, flautas, registros de lengüetas, etc.), de fachada alta con tuberías, mueble y consola. 

   Su reparación debió de prolongar su vida útil, porque al parecer fue destruido totalmente en el año 1936.

   En las condiciones de compra de este órgano se decía: Según manda Don Pedro Francisco, Domingo Laguna que “Item manda su merced que el órgano viejo se de a la iglesia de Villanueva y de su entrega tomará recibo el obrero desta fábrica”.

  Por otro lado Moral Manosalbas dice: “que este órgano fue llevado a la parroquia de Villanueva” (¿qué Villanueva?: ¿del Rey?, ¿de Córdoba?...), donde fue destruido en el citado año 1936.

   Lo cierto, sin embargo, es que hay noticias contradictorias en distintas fuentes sobre un órgano de Pedroche que podrían en entredicho la destrucción de uno de los dos últimos órganos citados.

 

   Órgano que se encuentra en la Parroquia de San Salvador de Peñarroya. 

   Así,  “El Inventario y Catálogo de los Órganos en la provincia de Córdoba” dice que un órgano de Pedroche fue a parar a Villanueva del Rey”, y que en 1963 don Manuel Nieto Cumplido lo trasladó a la Parroquia de San Salvador de Peñarroya. “Si eso ocurrió”, se dice en el mismo inventario, debió tratarse del “órgano viejo” de la parroquia de Pedroche, el que en 1664-6 fue sustituido por el órgano nuevo construido por Roque de Revilla, según se recoge en el mismo documento. 

   Contrariamente, Federico Acitores, constructor de órganos, en un informe de 1993, indica que “en 1632 se vendió el órgano de la epístola de la catedral de Córdoba a la villa de Pedroche. Este instrumento había sido reparado por Juan Oliver en 1612, pero es imposible asegurar que fuese todavía el órgano construido por Vicencio de Venecia en 1473”, con lo que pone en duda que un instrumento construido en 1473 y reparado en 1612 sobreviviera hasta nuestros días sin más reparaciones conocidas y en buenas condiciones. Para terminar, dice que aunque el órgano que actualmente se encuentra en la iglesia de Peñarroya procediera de Villanueva del Rey, queda claro que éste no puede ser el “órgano viejo” que fue desplazado por la construcción del nuevo instrumento construido por Roque de Revilla en 1664-6 para la villa de Pedroche”. Federico Acitores concluye: “No obstante, es cierto que las características constructivas del instrumento actualmente localizado en Peñarroya no son las habituales del siglo XVIII cordobés. Más que datar de una fecha anterior, es posible que se trate de una obra de principios del siglo XVIII, realizada por algún organero que, como Roque de Revilla, procediese de la zona manchega”. 

   Hemos realizado diferentes investigaciones y sabemos que la parroquia de la Inmaculada de Villanueva del Rey  dispuso en 1736 la compra de un órgano, que: “fue construido el año 1736 y pagado con el producto de los bienes que la iglesia poseía..” “Se hizo este órgano para honor y gloria de Dios y de nuestra señora del pilar, siendo vicario D. Pedro Fernández Quebrajo, comisario del santo oficio y obrero D. Juan de la Cruz Palacios año de 1736”. 

   Por último, en el año 1933, se compró un armonium marca Kasryel, de París, de 18 registros, con un teclado corrido de 6 octavas, 14 lengüetería y 2 pedales de fuelle, de gran sonoridad y armonía, el cual permanece aún en la iglesia  de El Salvador, y que todavía en algunas ocasiones es tocado por el organista de la misma, don Adriano Moral Manosalvas.

   Si importante fue la actividad organística en la Iglesia Parroquial, no lo fue menos en los demás centros religiosos de la localidad. A continuación vamos a detallar el nombre y condiciones de algunos de los músicos, en su mayoría religiosos, que procedentes del Convento Franciscano, del Monasterio de las Concepcionistas y de las diferentes ermitas y de la parroquial de El Salvador configuraron el panorama musical religioso de Pedroche, y que se mencionan en la Historia de la Provincia de los Ángeles por su actividad musical.

 

Convento Franciscano de Pedroche.- 

   Antonio Narváez de Santa Engracia, organista del convento en 1752. Pérez Peinado recoge la siguiente cita: “Disponemos de un fraile habilidoso, el Padre Antonio Narváez de Santa Engracia, que en 1752, afina el órgano de la iglesia Parroquial por un costo de 303 reales”. 

   En el Catastro de Ensenada (realizado entre 1752 y 1754), se dice: “Que hay un organista de la misma Iglesia, privado de la vista y un hijo de este...”. Creemos que se refiere al de la Iglesia Parroquial del Salvador, pero desconocemos su nombre. 

   En el inventario de bienes del convento franciscano de Pedroche, firmado el 11 de febrero de 1810 con motivo del decreto de 18 de agosto de 1809, por el que se suprimen todas las órdenes “Regulares, Monacales, Mendicantes y Clericales”, figura en el apartado “De cobre, hierro y metal” un órgano y en el apartado “de madera” un facistol. Entre los “libros usuales”, había ocho libros de coro. Posteriormente, en la lista de los efectos enajenados, entregados y existentes, en el apartado de “efectos existentes”, vuelve a figurar un órgano. La nota dice: “En el coro alto del monasterio existía un órgano, una sillería corrida con un gran facistol en el centro, para ocho libros de coro, regularmente de pergamino e inventariados en 1810”. 

 

Monasterio Concepcionistas de la Villa de Pedroche.-

   En la relación de 1784 de nóminas y abadesas de las concepcionistas de Pedroche, aparece Francisca Clara Herruzo Cabrera, organista. 

   En 1789, Inés del Corazón de Jesús era la abadesa, y entre otras cosas realizó la compra de un órgano de 4.000 reales a las carmelitas de Santa Ana de Córdoba. 

   En los primeros años del siglo XIX, la comunidad del monasterio de las concepcionistas compró un órgano. La cita dice: “En 1801 la comunidad de las Concepcionistas compró un órgano o realejo a las carmelitas descalzas de Santa Ana de Córdoba, que importó 3.400 reales de valor principal y 700 reales más de conducción y salarios de maestro y oficial para armarlo y afinarlo”. 

   Ana Solano Herruzo solicita la plaza e indica en 1802 el escaso número de religiosas, pues sólo hay 24 de las 30 posibles; el hecho de ser ciega, sorda y de edad avanzada la religiosa que ejerce el oficio solicitado hará posible el ingreso de Isabel María Pedrajas”. 

   Entre las religiosas existentes en el monasterio de las concepcionistas el 12 de abril de 1836, se encontraba Isabel Bajo, organista, y entre 1838 y 1860, Arcadia Gómez, que era organista, de Hinojosa.

   En el inventario de 14 de marzo de 1837, entre los elementos del primer coro había “un facistol y dos atrileras de pino”, así como “un clave viejo” y, en la sacristía, un órgano pequeño.

   En un informe de 1856 del párroco, se expresa que la muerte de la religiosa organista les impide la solemnidad de los cultos: “El estado lastimoso que ofrece esta comunidad por la pena de su probable supresión, y la prolongada enfermedad y fallecimiento de una de sus hermanas –que era la que desempeñaba los cargos de música y organista… ”

  Las causas para pedir el ingreso en el citado Monasterio de las Concepcionistas  eran variadas: “… en 1858 alegan la necesidad que tiene el monasterio de una buena organista. 

   Por último, Pérez Peinado indica, “… que Sor Arcadia de la Purificación Gómez Arellano, natural de Hinojosa, había ingresado en 1859 solicitando la plaza de organista que se le concedió“. 

 

Ermita de Santa María del Castillo.-

   Por supuesto La ermita de Nuestra Señora del Castillo fue un lugar importante para el culto dentro de la población, ello lo demuestra la existencia de órgano desde principio del siglo XVII. Dice Pérez Peinado “... que antiguamente tenía órgano, lo conservó hasta el año 1655, que pasó a la parroquial”.

   En la ermita de Santa María del Castillo se construyó una tribuna y en ella se colocó un hermoso órgano que donó en el año 1898 don José Murillo Tirado. Dicho órgano desapareció en la Guerra Civil de 1936. 

 

Ermita del Santuario de Piedrasantas.- 

   “Llenos de alegría por las lluvias o remedios recibidos, se organizaban las danzas gitanas al volver la imagen a la ermita. Allí existía un órgano, que ya en 1858 había sido reparado por Juan de Molina, organero de Córdoba”. 

   En una comparación de los inventarios de bienes de 1690 y 1901 de la ermita santuario de Piedrasantas, se dice: “… en la tribuna... un órgano nuevo. Pedroche a tres de Julio de 1901. Evaristo Espino González de Requena”. 

   Esta referencia la volvemos a encontrar el 24 de mayo de 1915 en la fiesta llamada “del pueblo”, que tuvo lugar en el santuario de Ntra. Señora de Piedrasantas, donde “la capilla musical interpretó una Misa acompañada del precioso órgano que allí existe… terminada la misa Diego Cano Moreno sochantre de la parroquia entonó algunas coplas…”. 

  • El 22 de marzo de 1924 el organista de la iglesia era Antonio Cano Carrillo.

 

Los libros de canto llano de Pedroche. 

   Durante los siglos XVII, XVIII y XIX encontramos diferentes referencias sobre pergaminos, cantorales, libros de canto llano y un facistol relacionadas con la ermita del Castillo, la iglesia de El Salvador y el convento. No tenemos más información, pero la proximidad entre las noticias que tenemos sobre un facistol y sobre las hojas sueltas encontradas en la sacristía de El Salvador (libros de Cantorales), 1660,  nos hace pensar que la procedencia debió ser la misma, posiblemente La Ermita del Castillo. 

   La historia de la notación musical occidental (escritura musical) no es una invención moderna, sino el resultado de un largo proceso. La primera forma de escritura musical, conocida como “notación neumática”, se dio entre los siglos VIII y IX. En el siglo X comenzaron a usarse líneas para señalar con cierta exactitud la altura de los sonidos musicales. En el siglo XV se introdujeron algunas modificaciones en la grafía de las notas. En 1425 los copistas empezaron a escribir las notas con cabezas huecas, denominada “notación blanca”. Dicha transformación pudo tener lugar porque en esa época los copistas pasaron de escribir sobre pergamino (explicar que es un raspado sobre piel de cordero o de cabra), a escribir en papel. El desarrollo de la “notación cuadrada” puede verse como el resultado de la función de la notación del canto. En el siglo XVI, el pentagrama se impuso como pauta de uso común para toda clase de música y a finales de este siglo la forma romboidal de las notas en la notación renacentista se transformó en las cabezas redondas utilizadas hoy. Las nuevas órdenes de dominicos, agustinos y franciscanos adoptan esta notación cuadrada. Los pergaminos de Pedroche están escritos en notación cuadrada.

   Un hecho importantísimo fue la invención de la imprenta en 1455, que supuso un cambio radical para la divulgación de las partituras. A partir de ese momento se tuvo la posibilidad de multiplicar los originales de las partituras. No obstante, según los expertos, sólo una décima parte de la música escrita con anterioridad a 1600 ha llegado a nuestras manos, debido principalmente a que hasta esa fecha la impresión seguía siendo cara y compleja. Generalmente, las copias de las partituras se hacían a mano por expertos. Así, gracias al buen hacer de transcriptores como el que nos ocupa podemos hoy ver y leer esta partitura. A partir de 1700, con la llegada de la burguesía al poder, se empezará a producir y a distribuir música impresa a gran escala. Es éste el principio de una evolución que, ayudada por los avances tecnológicos, ha desembocado en la actual presencia constante de la música en nuestra vida cotidiana.

   Moral Manosalbas nos habla del inventario de los ornamentos y enseres de la Ermita del Castillo que se realizó en 1644, se dice: “En la villa de Pedroche en el día primero de Febrero de dicho año de 1644, su Merced hizo Inventario de los bienes que dicha Ermita del Castillo tiene: (…) un facistol”.

   En el inventario de bienes del convento franciscano de Pedroche, firmado el 11 de febrero de 1810 con motivo del ya citado decreto por el que se suprimen todas las órdenes “Regulares, Monacales, Mendicantes y Clericales”, figura en el apartado “de madera” un facistol. Entre los “libros usuales”, había ocho libros de coro. La nota dice: “En el coro alto del monasterio existía un órgano, una sillería corrida con un gran facistol en el centro, para ocho libros de coro, regularmente de pergamino e inventariados en 1810”.

   En el inventario de 14 de marzo de 1837 que se realizó en 1807, entre los elementos que tiene el primer coro, habla textualmente de “un facistol y dos atrileras de pino” y “un clave viejo”.

   La siguiente está fechada en 1660. Se trata de una pequeña colección de varias hojas de pergamino (piel de cordero), con partituras manuscritas a dos tintas y con bellas letras en miniatura policromada, debieron formar parte de un libro de cantorales que, como los de la época estaban guarnecidos en cuero con cantoneras y broches de latón, encontrado en la Iglesia de El Salvador y que pertenecían a un libro de considerables medidas como vamos a ver a continuación. Sobre la procedencia posible de este libro de pergamino desgraciadamente no la conocemos, pero pudiera ser la Ermita del Castillo, y, que posteriormente por no ser necesario fuera llevado a la parroquial de El Salvador, como le ocurrió al órgano.

   Fueron muchos los libros de esta época que desaparecieron antes, durante y al  terminar la Guerra Civil. Unos, porque fueron vendidos hoja por hoja al mejor postor, otros, fueron utilizados de “pellejos” (parches) para los tambores del momento, -desgraciadamente esto ocurrió en Pedroche- y otros simplemente se abandonaron. Sólo algunas hojas sueltas -en regulares condiciones- han llegado hasta nuestros días. 

   De todo lo dicho anteriormente el único material conservado al día de hoy ha sido varias hojas de pergamino que pertenecieron a un libro de cantorales escrito en notación cuadrada. Fueron encontradas en la sacristía de la Parroquia de El Salvador. En una de ellas se puede leer: “De mano de ¿ (Ju)… Francisco Año de 1660”. Las hojas están numeradas en letras romanas y una de ellas guarda el número “lxxv (75)”. Actualmente en la sacristía hay restos de algunos de estos pergaminos musicales. Tengo varias dudas sobre este material encontrado en la parroquia de “El Salvador”. Una de ellas es ¡su procedían…!, pudo venir de la Ermita del Castillo o del Convento Franciscano. Otra su realización ¿quién realizó la transcripción...?, ¿quién era Juan Francisco?. 

   En el siglo XVI y siguientes en los conventos Franciscanos existió una actividad musical importante, entre otras actividades se encontraba la de “transcribir” obras del gregoriano para después cantarlas en sus conventos. Por lo tanto creemos que estas transcripciones las pudieron realizar los Franciscanos del Convento. En los conventos existía la figura del copista (transcriptores) y el iluminador que eran los encargados de elaborar los libros de coro del convento. En estos volúmenes los géneros recogidos eran variados, pero las misas, motetes, antifonario y sobre todo música gregoriana ocupaban un lugar privilegiado. En muchas ocasiones estos libros eran realizados por personas que vivían en el mismo convento y que se pasaban el día copiando música y texto para sus actos litúrgicos. 

   Hemos realizado un análisis literario y musical para conocer algo más sobre este Cantoral grande, Libro de Coro de canto llano. Antifonario del siglo XVII.

Análisis literario.

   La primera hoja de pergamino data del año de 1660. Está numerada con “lxxv” (su número de orden en el libro es el 75).

   El texto está escrito en latín y se refiere a la oración de Jeremías profeta. Tercera lamentación del tercero día. Lamentaciones de Jeremías. Capítulo V. Nº 8, 9, 10 y 11. 

8. Servi dominati sunt nostri: non suit qui redimeret de mano eorum. 

Traducción: Los siervos se enseñorearon de nosotros: no hubo quien nos rescatase de la mano de ellos. 

  • In animabus nostris afferebamus panem nobìs, à facie gladii in deserto.

Con nuestras vidas, nos traíamos el pan, por causa de la espada en el desierto.

  • Pellis nostra quasi clibanus, exusta est à facie tempestatum famis. 

Nuestra piel ha sido quemada como un horno por causa de las tempestades del hambre. 

  • Mulieres in Sion humilia verunt, et virgines in civitatibus Juda. 

Humillaron (violaron) a las mujeres en Sión y a las vírgenes en las ciudades de Judá. 

   El análisis de la segunda hoja de pergamino data del mismo año de 1660. Está sin numerar y por el tipo de escritura corresponde al mismo libro. El texto se refiere al Oficio de la Semana Santa, según el misal y breviario romanos, que se publicaron por mandado de SS. Pío V y se reconocieron por SS. Clemente VIII y Urbano VIII. Escrito por la Iglesia Católica. Es una Antífona del viernes Santo. 

Captabunt in animan iusti; et sanguinem innocentem condemnabunt. 

Tenderán redes contra la vida del justo: y condenarán la sangre inocente. 

Viernes Santo. Salmo 93. Deus ultionum liberè egit. 

Locuti sunt adversùm me lingua dolosa. 

Et sermonibus odii circumdederunt me, et expugnaverunt me gratis. 

 

Análisis musical.

   Está escrito en notación cuadrada sobre pautado de cinco líneas. El tipo de canto es monódico y diatónico, con ritmo libre y texto latino, practicado por la liturgia latina en la Misa y el Oficio, estando establecido oficialmente en los libros litúrgicos, principalmente en los Graduale, Antiphonarium, Responsoriale, Hymnarium y Processionale. 

 

El Cantoral.  

   El pergamino fue el soporte más usado en Europa desde el siglo IV hasta el s XV para este tipo de obras, pero decae posteriormente con la generalización del uso del papel. 

   Para que nos hagamos una idea para la realización de un cantoral de estas dimensiones se pudieron utilizar unos 150 corderos, que corresponden a sus 150 hojas manuscritas con iluminaciones y cerca de 400 iniciales decoradas de gran belleza e interés. Fue preciso pues emplear un rebaño entero de tamaño medio; lo que da idea del alto coste de estos libros.

   Sus dimensiones son de 550 x 370 mm, y su peso aproximado podía ser de 35 kg. Se colocaba sobre un Facistol giratorio. Sus grandes dimensiones permitían su lectura musical y canto a los miembros del coro desde sus sitiales. 

Por lo general para este tipo de trabajos la cubierta estaba formada por una estructura de madera de “mobila” por su mayor resistencia y dureza, capaz de soportar el peso que aportan los pergaminos para la correcta conservación, forrada de cuero. La zona perimetral de las tapas estaba reforzada con tiras de latón claveteadas y cinco bullones. También presentaban dos cierres, elementos fundamentales para mantener estable el cuerpo del libro. El curtido del cuero la mayoría de las veces se realizaba con “alumbre” o con mezclas de harina, sal y miel. El teñido de color rojo u otro color se conseguía con brasil y goma arábiga o con bermellón, añadiéndole mordientes como alumbre o agallas.

 

La música en la alta edad media.-

   Al igual que todo lo que representaba saber y cultura, sólo en los conventos y monasterios encuentra la música lugar para su refugio y cultivo, por lo que los mas ilustres teóricos de esta época pertenecen todos ellos a los claustros de comunidades religiosas. Así, resumida al estudio de las obras teóricas y didácticas, quedó la música completamente al margen de la tradición musical popular.

   Unido esto a la fuerte e interesante reacción melódica que, ya bien avanzada la Edad Media, representó el movimiento trovadoresco, se despertó el entusiasmo por el cultivo de la música entre todas las clases sociales y en particular en las esferas más elevadas. Pedroche en esta época reunía estas condiciones. Por una parte tenía el Convento de Nuestra Señora de la Concepcion, construido en el siglo XVI, por otra la Orden de Los Franciscanos muy cercanos al tipo de escritura de Roma y la última es que mantenía uno de los Vicariatos del Obispo, es decir, un poder delegado en esta demarcación territorial, con lo que se sentenciaba la capitalidad eclesiástica de la sierra. Este hecho condicionará el devenir cultural de Pedroche y facilitará su primacía sobre el resto de villas de la comarca.

 

La música de Tradición Oral o Canción Popular.-

  La palabra folklore significa conocimiento del pueblo. Este término se estableció para agrupar todo aquello que forma parte de la cultura del pueblo: creencias, costumbres, cuentos, canciones y dichos populares. En cualquier sociedad humana podemos encontrar reliquias del pasado, dichos y hechos que acaban convirtiéndose en tradición. 

   La historia de la Música de tradición oral tampoco es una invención moderna, y ha necesitado de un largo proceso. El sistema modal es la primera forma en el que se ha basado la música de tradición oral durante siglos, este se forma sobre la escala eptatónica con siete modos y ha sido el método que nos ha permitido desarrollar un sistema único y básico, cambiando el concepto sonoro de muchas tonadas. Coincidiendo con la época de máximo esplendor para Pedroche, hasta el siglo XVI y principio del XVII que es cuando se van a dar los primeros pasos a la tonalización, hasta entonces toda la música había sido modal. En Pedroche y en Los Pedroches se cantaba de otra manera y esto es sobre la escala eptatónica o modo de “mi”. Entre los años de 1970 a 2005 recogí alrededor de 1000 tonadas o canciones en Los Pedroches, de estas, 300 muestras fueron transcritas en el libro “La Música de Los Pedroches” bien pues el 45 % de estas muestras siguen cantándose hoy en el modo de Mi, el resto unas se han tonalizado y las otras son tonales mayores o menores.

 

Las fuentes en las que bebió la música popular.- 

   La música religioso—litúrgica, gregoriano, etc., no va a ser el único caudal en el que bebió la canción popular, además existieron otras fuentes como fueron los troveros y trovadores (poetas de la Edad Media). La mayoría de la música actual es tonal, basada en el modo mayor y menor que quedó establecida definitivamente antes del barroco, siendo el único sistema de organización melódica utilizado por la mayoría de los compositores para la música culta, de autor, clásica y la mayor parte de la música actual. Pero conviviendo con este sistema han pervivido también en la tradición oral y en el canto gregoriano otros sistemas de organización melódica mucho más antiguos, llamado música modal, regida por normas diferentes al sistema tonal, que unas veces aparece en estado puro y otras veces contaminados principalmente por la influencia del sistema tonal. 

   Entre la música popular y la música de autor, existen diferencias importantes comprobando de que se trata de dos culturas musicales diferentes que ha pesar de convivir durante más de cuatro siglos (desde el siglo XVII) han tenido vidas y caminos desiguales, llegando hasta nuestros días -la música popular- en condiciones terminales por lo que si no se buscan soluciones urgentes este sistema desaparecerá para siempre, quedando solo en el recuerdo de pocas personas. 

   Desde la década de los años 70 del siglo XX llevo recogiendo músicas por los pueblos de Los Pedroches, y, es Pedroche una de las fuentes más completas que he encontrado. Aquí he recogido cantos de ánimas, de pasión, rosarios, rogativas, a las vírgenes, villancicos, jotas, canciones infantiles, de siembra, de siega, etc., este repertorio ha conformado un cancionero muy interesante del siglo XIX y XX. Querer retroceder en la música de tradición oral en nuestros pueblos a épocas anteriores es forzar una situación que empieza a conformarse en estos siglos. 

   La referencia documentada más antigua en Los Pedroches sobre -música tradicional que ha llegado hasta nuestros días- son los cantos de pasión, dice: “Francisco de Torres (administrador y organista de la parroquia Santa Catalina de Pozoblanco) pagó a don José Alajar (fraile enclaustrado de la parroquia), a Andrés Cabrera y a Pedro Muñoz, 36 reales (12 a cada uno de ellos) por haber cantado la Pasión en la iglesia el Domingo de Ramos y el Viernes Santo”. Fechado el 10 de abril de 1841 (explicar que posiblemente estos cantos procedan de otros que se cantaban en el siglo XVIII). Si los cantos de pasión se cantaban en Pozoblanco de igual manera se hacían en el resto de los pueblos de la comarca. Esto era así, la iglesia y los frailes eran los que tenían la cultura y conocían (porque los habían compuesto) estos cantos que al principio eran semirezados y que los utilizaban para catecumenizar al pueblo. Igualmente conocemos por transmisión oral que la Saeta antigua se cantaba en Pedroche desde mediados el siglo XIX y de aquí se llevó a diferentes pueblos de la Comarca. 

  La partitura que figura en este apartado corresponde hoy a un villancico de Pedroche, que anteriormente fue una melodía instrumental que se tocaba en momentos de alegría. Por supuesto está escrita en el modo de “mi”, aunque tonalizada en sus grados 2º y 7º por el paso del tiempo.

   Durante siglos todos los pueblos han sido muy celosos con sus tradiciones sin conocer que lo que se enseñaba en un pueblo se volvía a enseñar igual en el otro. Hoy, los cantos tradicionales de Pedroche son comunes al resto de pueblos que conforman la comarca, pero anteriormente no ocurrió esto.  El origen de los cantos debemos buscarlo en la música religioso—litúrgica, gregoriano y posteriormente troveros y trovadores. Una vez aprendidas estas melodías el pueblo las asume como suyas y realiza pequeñas transformaciones que poco a poco van configurando la identidad de cada una de nuestras melodías y géneros. Así los cantos de Pasión mencionados anteriormente son diferentes en todos los pueblos aunque la raíz fue la misma para todos.

 

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